El sueño en "Sleep Well Beast", el nuevo disco de The National, no es un descanso tranquilo. Es una especie de hibernación cuando nuestras relaciones, nuestras vidas y el mundo nos golpean hasta el punto en que lo único que nos queda es encerrarnos para recobrar fuerzas. Ese refugio claustrofóbico y agitado está muy presente en este séptimo trabajo discográfico de la banda, tanto en la letra como en los arreglos musicales.
Según el vocalista, Matt Berninger, "Sleep Well Beast" es sobre "matrimonios desmoronándose". Sin embargo, escribió las letras junto a su esposa, la escritora Carlin Besser, con quien está felizmente casado. Más que un reflejo de la realidad, son el resultado de llevar sus miedos y pensamientos catastróficos a sus últimas instancias e imaginarse las consecuencias. "Es difícil de escribir, pero está salvando mi matrimonio", dijo Berninger.
En "Sleep Well Beast" la situación íntima de una relación en crisis es simplemente el escenario de la obra. El trasfondo es de una desesperanza más profunda. Sería ingenuo pensar que éste, el disco más oscuro de una banda acostumbrada a sumergirse en la oscuridad (su último disco se llama "Trouble Will Find Me", después de todo), es simplemente un álbum de una ruptura amorosa. Una relación de pareja es un microcosmos que refleja mucho de lo que pasa en el mundo. Es un álbum altamente político, una respuesta a tiempos desolados y a la ruptura que ocurrió en la consciencia estadounidense con la elección de su actual presidente.
Esto no es nada nuevo para The National, pues aunque han dicho que no se consideran una banda política, trabajaron de cerca de las campañas de Barack Obama en 2008 y 2012. Su canción "Fake Empire" sonó justo antes que Obama diera su discurso de victoria y fueron teloneros de varios eventos del ex-presidente. Son demócratas de corazón y optimistas a pesar de todo, y las pasadas elecciones de Estados Unidos los impactaron. De hecho hay una canción en el nuevo disco, titulada "Turtleneck", que compusieron el día después de las elecciones y es la más pesada de su carrera, gritando de la rabia, Berninger repite constantemente "Oh no, this is so embarrassing".
Escucha lo nuevo de The National en nuestro podcast de "El Horno":
The National está compuesta por dos pares de hermanos: Scott y Bryan Devendorf en el bajo y la batería; y los gemelos guitarristas Aaron y Bryce Dessner; además de Berninger, al que los demás apodan "The Dark Lord". Todos los integrantes crecieron al rededor de Cincinatti, Ohio, pero la banda se formó cuando estaban viviendo en Nueva York. Así terminaron compartiendo ensayadero con una joven banda que llegaba todos los días a ensayar en traje y corbata: Interpol. "Recuerdo haber dicho 'Escuchen a esa banda de al lado.' Yo estaba asombrado por ellos", dice Berninger.
Pero la ola de principios de los 2000 los saltó y quedaron de espectadores, encontrando y madurando su sonido mientras bandas como Interpol, Yeah Yeah Yeahs y The Strokes estallaban. Como dice Berninger en el reciente libro de Lizzy Goodman, Meet Me in The Bathroom, "Nos hubiera gustado ser The Strokes, pero ya éramos más viejos y de Cincinnati. No teníamos nada hecho de cuero, y los Converse me lastimaban la espalda [...] Así que no podíamos ser The Strokes. Sabíamos que no podíamos ser ellos y que no debíamos intentarlo".
Encontraron entonces un sonido más elegante y solemne, desarrollado en parte por los gemelos Dessner, que aportan la cuota de genialidad musical a The National. Bryce Dessner estudió una maestría en música en la Universidad de Yale y es un compositor que ha colaborado con artistas como Philip Glass y la Filarmónica de Los Ángeles, mientras que su hermano Aaron es un productor formidable que ha producido todos los discos de la banda y a otros artistas, incluyendo Local Natives y Sharon Van Etten. Es el responsable, según Berninger, de un "75 por ciento de las canciones" de The National. Aaron también construyó recientemente un nuevo estudio en el norte rural de Nueva York, donde la mayoría de "Sleep Well Beast" fue grabado, sin contar algunas sesiones adicionales en Los Ángeles y Berlin.
Si todos los integrantes de The National fueran tan experimentados en la parte técnica y teórica de la música como los Dessner, el resultado podría ser demasiado intelectual. Pero Matt Berninger, el vocalista, no toca ningún instrumento ni sabe leer música. Su voz tiene un rango limitado y poca variación de tono. Pero lo que le falta en virtuosismo, lo compensa con su poder expresivo, resonancia y profunda melancolía.
Su barítono oscuro recuerda a un padre preocupado hablando con sus hijos: adolorido, pero confiable y reconfortante. Siempre mantiene su sentido del humor mientras baja al infierno, y es un buen guía para enfrentar la complejidad emocional de sus letras. Pero también se pierde de vez en cuando, y sus gritos desgarrados proveen algunos de los momentos más espirituales de las canciones de The National. Es esta combinación entre la virtuosidad musical de los hermanos Dessner y el instinto, poder y aspereza vocal de Matt Berninger lo que hace que The National suene como ninguna otra banda.
Ese sonido suele ser seductor e íntimo, con muchas capas musicales girando en torno a la voz de Matt. A través de los años la banda ha ido refinando sus arreglos para colorear y potencializar al máximo a su vocalista, dándole aún más peso desgarrador y emotivo. En general evitan caer en clichés del rock & roll, utilizando las guitarras más como un sintetizador, con muchos efectos para generar texturas atmosféricas. De hecho, la mayoría de sus discos hasta el momento no tenían solos de guitarra.
Sin embargo, ahora decidieron incorporarlos. Las canciones del nuevo disco a veces se vuelven tan oscuras y frías, que los riffs y solos de guitarra proveen pequeños pedazos de vida dentro de la claustrofobia; unos gritos de humanidad que cortan con la maquinaria de "Sleep Well Beast", como en el primer sencillo "The System Only Dreams in Total Darkness".
Escuchar la discografía de The National es repasar la historia de una banda que poco a poco encuentra su sonido hasta "Alligator" (2005), y que luego lo perfecciona en "Boxer" (2007). Es escuchar a un grupo de personas volviéndose cada vez más expertos en crear una atmósfera única, que encuentra su máxima expresión en "High Violet" (2010) y "Trouble Will Find Me" (2013). El nuevo álbum avanza aún más la complejidad de esos arreglos musicales, evolucionando el sonido de la banda, pero también derrumbando ese perfeccionismo y convirtiéndolo en algo más libre y caótico, aunque menos consistente.
"Esta vez no estábamos tan interesados en construir un disco pulido o con una unidad elaborada. Nos permitimos tener más sonidos que solo están asomándose ahí entre la niebla", dijo Aaron Dessner recientemente a Pitchfork. "Hay mucha más interacción entre todos esta vez. Eso era parte de la idea, simplemente alentar a todo el mundo a hacer lo que quisieran y preservarlo".
Matt lo describe un poco diferente: "Sí, estábamos fumando hierba, hombre".
Esta libertad resulta en el álbum más complejo de The National hasta ahora, lleno de tantas texturas, sintetizadores, arreglos de cuerda y detalles electrónicos que se requieren audífonos para apreciarlo completamente. Bryan Devendorf sigue siendo un baterista preciso y creativo, pero esta vez está apoyado por más beats electrónicos que antes, muchas veces en combinación con la batería, como en "Guilty Party", una canción que debe mucho a la época "Kid A" de Radiohead.
"Sleep Well Beast" suena como un disco muy apropiado para el 2017. Como ha dicho Berninger, "Para nosotros es imposible separar las canciones que estamos componiendo de lo que está ocurriendo en el mundo". De pronto este es el álbum que nos merecemos en épocas tan grises y vacías, donde el exceso de información y el ruido digital constante matan a nuestros sentidos.
Hay estímulos constantes en estas canciones de The National que parecen simular esa realidad, con toda la frialdad y caos que eso implica. Estas canciones no son bellas de la misma manera que lo eran las de sus discos anteriores, y no es un disco tan fácil de digerir, pero vale la pena el esfuerzo. Especialmente en los momentos en que Berninger y compañía no pierden del todo la esperanza y elevan un coro a la estratosfera. Es la banda sonora perfecta para un mundo que parece a punto de acabarse entre guerras nucleares y desastres naturales cada fin de semana.
Mira un documental en realidad virtual de la banda grabando y tocando Sleep Well Beast, de The New York Times: The National: Something Out of Nothing
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