Paradojicamente, hablar sobre su legado al punk o al rock es todo un reto. Porque si, el trío de Berkeley supo ser una banda increíble en todos estos años, con discos impecables (bueno, unos más que otros…), ¿pero han dejado realmente un legado a seguir para las bandas posteriores? ¿son imprescindibles o insustituibles en la historía del género de las guitarras?
En cierta forma, sí, pero eso se debió en principio más a su relativa desconexión con el resto de bandas punk californianas de su tiempo que a una autentica innovación. No tenían el panfleto político de Bad Religion o Pennywise (y cuando incursionaron en esa línea todavía priorizaban la musicalidad), no había rastros ska como en Rancid, no poseían el humor de blink-182, y definitivamente eran menos frívolos que The Offspring. Cuando Dookie salió a la venta en 1994 fue entonces como una definición por oposición antes que por asociación. Pero no porque Green Day tuviese algo en contra de esas bandas, sino porque desde un primer momento demostraron que se tomaban más en serio a sí mismos que el resto. Incluso en 39/Smooth y Kerplunk se notaba que aun moviéndose en el sonido punk de California tenían algo diferente al resto. No necesariamente algo que los fuese a llevar al estrellato internacional, pero definitivamente tenían una sensibilidad distinta a la del promedio.
Canciones donde la decepción, las dudas, los miedos y los anhelos adolescentes cristalizaban en la particular voz de Billie Joe Armstrong, sobresalían entre riffs de guitarra atrapantes y una coordinación bajo-batería impecable. Uno escucha "Going To Pasalacqua" o"One Of My Lies" de sus primeros discos, o “She” y “Basket Case” del Dookie para inmediatamente notar cómo aprendieron de grupos como Hüsker Dü y The Replacements que un sonido pulido no necesariamente va en contra de la energía o la pasión que pueden transmitir al público.
Los estándares marcados por Dookie a todo nivel fueron fundamentales para que el neo punk o pop punk fuese un movimiento musical a considerar durante fines de los noventa y hasta, más o menos, 2004. Nombres como Sum 41, Good Charlotte, Yellowcard, Simple Plan o Paramore seguramente no existirían sin ese disco. Aunque, también es justo decirlo, ninguno de esos grupos pudo superar a su alma mater.
Aunque siempre señalaron que les costó lidiar con el éxito internacional de Dookie, es justo resaltar que no bajaron ni un poco sus estándares de calidad durante los siguientes diez años. En el más oscuro y “nirvanesco” Insomniac se percibe un regreso parcial al sonido pre-Dookie, más sucio pero con la producción profesional que no tenían en sus primeros años, y aun así dejo momentos impecables como “Geek Stink Breath”, “Panic Song” (una especie de proto-Jesus Of Suburbia en términos de estructura), “Brat” o “Walking Contradiction”.
Más adelante en Nimrod, la gran referencia creativa pasa a ser el trabajo de The Clash en London Calling, planteándose una mayor diversidad y exploración de ritmos diferentes. En él exploran la paternidad de Armstrong y los excesos derivados del estrellato en toda la banda. Aunque en general no pierde el tono neo punk (y en el caso de “Platypus (I Hate You)” lo mantiene), ya deja ver que es más elaborado en “Last Ride In” o “Reject”, a la vez que incorpora ritmos nuevos para el grupo, como ese can-can guitarrero de “Hitchin' a Ride”.
Por su parte en “Good Riddance (Time of Your Life)” dejan ver una sensibilidad pop más amplia de lo que cualquiera hubiese podido imaginar escuchando Dookie años atrás. Entender el rumbo que tomaron durante el nuevo milenio y la evolución musical de otros grupos surgidos más adelante como Paramore, Good Charlotte (particularmente en su proyecto alterno The Madden Brothers) o AFI se explica escuchando el paradigma tan importante que marcaron con ese disco.
Cuando decidieron profundizar esa dirección en Warning no les fue tan bien comercialmente a pesar de dejar temas como “Minority” y la canción titular entre sus clásicos, por eso se plantearon un cambio radical en su concepción musical. Ese cambio sería una mayor ambición de la que habían mostrado hasta entonces, donde todavía los instintos punk dominaban (o los reprimían). Para ilustrar esa coyuntura basta con explicar que el movimiento que contribuyeron a formar estaba repleto de puros émulos (por no decir imitadores) que hicieron de esa fórmula infalible algo carente de verdadero impacto cultural y un mero vehículo para vender discos. Que perdieran algo de su relevancia frente a estas bandas nuevas (y que las cintas del que iba a ser su siguiente álbum fueron robadas) indicaba que era momento de un cambio.
Ese cambio se llamó American Idiot, y surgió luego del mencionado robo de sus cintas. Decidieron grabar desde cero, exigirse al máximo creativamente, cambiando sus puntos de referencia que a partir de ese momento serían Queen y The Who. Los primeros por su forma de coordinar armonías y melodías, y los segundos por su fuerza y el tono conceptual de álbumes como Tommy o Quadrophenia.
Suele decirse que ahí se terminaron de “vender” a la industria, pero la verdad no conozco ningún grupo (punk o no) que se atreviera a grabar un álbum conceptual, criticando la farándula y la política a la vez, alcanzando ese nivel de éxito internacional. Hay álbumes anti-Trump al por mayor en este 2017, pero ninguno está ni remotamente cerca de tener esa misma presencia en la cultura popular. Y eso que hablamos de un trabajo surgido en tiempos de Internet…
Pese a quien le pese, es el punto en el que alcanzaron la gloria definitiva, porque precisamente rescataron la ópera rock del olvido y la combinaron con el espíritu de Broadway y sus propias raíces musicales. Pero más importante aún, en American Idiot se juntaron distintas formas de composición por primera vez, luego de años siguiendo una linea creativa más estática. Uniendo piezas individuales de los miembros surgían "Homecoming" y "Jesus of Suburbia", la cruel experiencia de Billie Joe en su niñez cuando lo abandona su padre inspira "Wake Me Up When September Ends". “American Idiot” es un comentario directo a la política exterior del gobierno Bush, la paranoia persistente en la sociedad estadounidense después del 9/11, y a la vacuidad de los reality shows musicales tipo American Idol. Era el momento en el que según Billie Joe "por primera vez aceptábamos plenamente el hecho de que éramos estrellas de rock".
Al mismo tiempo que alcanzaban un éxito renovado, grupos como My Chemical Romance, The Subways, Fall Out Boy, The All American Rejects o Panic! at the Disco tomaban nota de este paradigma y lo aplicarán en lo sucesivo desde perspectivas diferentes en sus respectivos álbumes. Algunos con incursiones más directas en el pop, otros profundizando en las guitarras (particularmente en algunos ganchos del indie rock), y en el caso particular de My Chemical Romance, llevando aun más lejos la influencia de Queen en su propio trabajo para crear The Black Parade.
La secuela de American Idiot llega en 2009 con 21st Century Breakdown, donde mantuvieron la formula y aun se fajaron buenos momentos en "21 Guns", "Know your Enemy", "East Jesus Nowhere", "The Last of the American Girls" o “Horseshoes and Handgrenades”. Supongo que en ese momento el miedo a equivocar el camino luego de American Idiot los cohibió un poco y por eso decidieron repetir el formato conceptual, lo que se tradujo en una adhesión no tan fuerte de sus fans, pero todavía justificada con buenos temas. Fue con motivo de esa gira que pisaron suelo colombiano en 2010, y donde pudimos comprobar de primera mano junto a miles de personas mucho de lo que han podido leer hasta ahora.
Mirando su carrera globalmente, Green Day es en esencia un grupo punk, pero su música no traduce eso necesariamente. No son la aberración anárquica que intentó ser Sex Pistols, pero musicalmente fueron más allá de lo que el género ofrece normalmente, tomando el toro por los cuernos y agitándolo para hacer todo eso que se consideraba prohibido hasta entonces. Todavía hay reservas en algunos círculos punk frente a eso de tocar en estadios y tener algo de esa mística haciendo esa música de tres acordes, pero el hecho es que ellos lo hicieron. Y más allá de las voces en contra, es difícil objetar su impacto en esa subcultura en particular. Las bandas que continúan su legado no suelen ser tan llamativas (aunque hay excepciones como AFI o The Subways), pero en definitiva continúan haciendo la tarea de llevar a nuevas fronteras ese sonido. Claro que en el proceso se pierde mucho del espíritu original, pero a lo mejor ese impacto del trío de Berkeley se traduce en la necesidad de renovarlo, de reformular objetivos.
No dar vuelta al pasado, mirar hacia delante y golpear la mayor cantidad de cabezas posibles con cada guitarrazo. Llevaron tan lejos al punk como podía llevársele. El siguiente paso será reformularlo, pero eso ya no les corresponde a ellos. Eso será responsabilidad del próximo trío de revoltosos que se vea con solo tiene dos opciones en la vida: ser la burla de todos, o la mejor banda de todo el planeta.
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